Lunes XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
«Señor, ¡que vea de nuevo!»
📘 Primera Lectura: Apocalipsis 1, 1-4.2,1-5a
Este atestigua que todo lo que vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo.
Feliz el que lea, y felices los que escuchen las palabras de esta profecía y tengan en cuenta lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca.
Yo, Juan, escribo a las siete Iglesias de Asia. Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de aquel que es, que era y que vendrá, y de los siete Espíritus que están delante de su trono,
Escribe al Angel de la Iglesia de Efeso: «El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro, afirma:
«Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos.
Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer.
Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo.
Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior.»»
📗Salmo 1, 1-2.3.4.6
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche! El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien. No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.
📖 Evangelio según San Lucas 18, 35-43
35 Jesús ya se acercaba a la ciudad de Jericó y sucedió que un ciego estaba sentado a un lado de la carretera, mendigando. 36 Él, cuando oyó pasar a la multitud, preguntó qué era aquello que sucedía. 37 Y le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí. 38 Entonces el ciego comenzó a gritar: “Jesús, hijo de David, ¡ten misericordia de mí!”
39 Las personas que iban en frente lo regañaban para que se callara, pero él gritaba aún con más insistencia: “Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!”
40 Jesús se detuvo y mandó que le trajeran al ciego. Cuando se acercó, Jesús le preguntó: 41 “¿Qué quieres que te haga?” Él respondió: “Señor, ¡que vea de nuevo!”
42 Entonces Jesús dijo: “¡Recupera la vista! Tu fe te ha salvado”.
43 Inmediatamente, el hombre comenzó a ver y, dando gloria a Dios, seguía a Jesús, mientras que todo el pueblo, viendo aquello, comenzó a alabar a Dios.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
😇Palabra del Señor