Viernes IX Semana del Tiempo Ordinario
«El Señor le dijo a mi Señor»
📘 Primera Lectura: Libro de Tobías 11, 5-18
Ana estaba sentada con la mirada fija en el camino por donde debía volver su hijo.
De pronto presintió que él llegaba y dijo al padre: «¡Ya viene tu hijo con su compañero!».
Rafael dijo a Tobías, antes que él se acercara a su padre: «Seguro que tu padre va a recobrar la vista.
Untale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan de sus ojos. Así tu padre recobrará la vista y verá la luz».
La madre corrió a echarse al cuello de su hijo, diciéndole: «¡Ahora sí que puedo morir, porque te he vuelto a ver, hijo mío!». Y se puso a llorar.
Tobit también se levantó y, tropezando, salió por la puerta del patio. Tobías corrió hacia él,
con la hiel del pez en su mano; le sopló en los ojos y, sosteniéndolo, le dijo: «¡Animo, padre!». Después le aplicó el remedio y se lo frotó.
Luego le sacó con ambas manos las escamas de los ojos.
Entonces su padre lo abrazó llorando y le dijo: «¡Te veo, hijo mío, luz de mis ojos!».
Y añadió: «¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea su gran Nombre! ¡Benditos sean todos sus santos ángeles! ¡Que su gran Nombre esté sobre nosotros! ¡Benditos sean los ángeles por todos los siglos!
Porque él me había herido, pero tuvo compasión de mí, y ahora veo a mi hijo Tobías». Tobías entró en la casa, lleno de gozo y bendiciendo a Dios en alta voz. Luego informó a su padre sobre el buen resultado del viaje: le contó cómo había recuperado el dinero y cómo se había casado con Sara, hija de Ragüel. Y añadió: «Llegará de un momento a otro, porque está a las puertas de Nínive».
Tobit salió al encuentro de su nuera hasta las puertas de Nínive, bendiciendo a Dios lleno de alegría. Al verlo caminar con todo su vigor, sin la ayuda de nadie, los habitantes de Nínive quedaron maravillados. Tobit proclamaba delante de todos que Dios había tenido misericordia de él y le había devuelto la vista.
Después se acercó a Sara, la esposa de su hijo Tobías, y la bendijo, diciendo: «¡Bienvenida, hija mía! ¡Bendito sea Dios, que te trajo hasta nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito sea mi hijo Tobías, y bendita seas tú, hija mía! ¡Entra en tu casa con gozo y bendición!».
📗 Salmo 146(145), 2abc.7.8-9a.9bc-10
Alabaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista, cantaré al Señor.
.
hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos,
Abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor protege a los extranjeros
y sustenta al huérfano y a la viuda;
el Señor ama a los justos
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!
📖 Evangelio según San Marcos 12, 35-37
35 Mientras Jesús estaba enseñando en el templo, decía: “¿Cómo dicen los letrados de la Ley que el Cristo es el Hijo de David? 36 David mismo dijo por medio del Espíritu Santo: El Señor le dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos como tablado debajo de tus pies. 37 Porque si David mismo lo llama Señor, ¿cómo es él entonces su hijo? Y la gran multitud lo escuchaba con alegría.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
😇Palabra del Señor