Viernes XX Semana del Tiempo Ordinario
«Amarás»
📘 Primera Lectura: Ezequiel 37, 1-14
Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos.
El Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?». Yo respondí: «Tú lo sabes, Señor «.
El me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: Huesos secos, escuchen la palabra del Señor.
Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán.
Pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré un espíritu, y vivirán. Así sabrán que yo soy el Señor «.
Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros.
Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos.
Entonces el Señor me dijo: «Convoca proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre, Tú dirás al espíritu: Así habla el Señor: Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan».
Yo profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso.
Luego el Señor me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: «Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestro esperanza. ¡Estamos perdidos!».
Por eso, profetiza diciéndoles: Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel.
Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor.
Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré -oráculo del Señor-.
📗 Salmo 107(106), 2-3.4-5.6-7.8-9
los que él rescató del poder del enemigo
y congregó de todas las regiones:
del norte y del sur, del oriente y el occidente; los que iban errantes por el desierto solitario,
sin hallar el camino hacia un lugar habitable.
Estaban hambrientos, tenían sed
y ya les faltaba el aliento; pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
los llevó por el camino recto,
y así llegaron a un lugar habitable. Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres,
porque él sació a los que sufrían sed
y colmó de bienes a los hambrientos.
📖 Evangelio según San Mateo 22, 34-40
34 Pero los fariseos cuando oyeron que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron 35 y uno de ellos, que era un maestro de la Ley, le tendió una trampa, preguntándole: 36 “Maestro, ¿cuál es el más importante de todos los mandamientos de la Ley? 37 Jesús le respondió: “‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. 38 Este es el mandamiento más grande e importante. 39 Y el segundo más importante es similar al primero: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. 40 Toda la Ley de Moisés y las enseñanzas de los Profetas se basan en estos dos mandamientos”.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
😇Palabra del Señor