📖Clase No. 1 – Introducción
Tradicionalmente -tanto el Magisterio como la exégesis- se han concentrado más en su rol de Madre, que en su discipulado y «encarnación creyente» de la Palabra.
En general, ha sido contemplada desde la perspectiva del culto y la devoción y mucho menos desde su condición de discípula y misionera. Su ser «oyente y transmisora activa de la Palabra» quedó un poco relegado.
María no sólo es ejemplo de sumisión, de oculta dedicación y de silencio reverencial. Ella es también la mujer que dialoga, que se compromete, que se juega, que asume en total libertad y con total responsabilidad el proyecto de vida propuesto por el Padre, desde incluso antes de la Encarnación. Ella escuchó y actuó siempre la voluntad de Dios.
María no es modelo de mujer sublime e inalcanzable. Ella es, ante todo, el paradigma original de la capacidad del ser humano para abrirse a la Palabra de Dios, y aceptarla. Es modelo de la capacidad que tenemos todos de vivir y transmitir la fe, cuando nos asociamos libre y conscientemente a la obra de la Salvación de Dios.