Lunes Santo 2020
Invocamos al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo a mi vida llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender qué quieres decirme hoy con la Palabra de Dios. Amén.
Evangelio según San Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado.
Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.
María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: “¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”.
Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.
Jesús le respondió: “Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura.
A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre”.
Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado.
Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: “¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”.
¿Qué nos dice Hoy el Texto?
Es curioso la cantidad de veces que encontramos en nuestra vida muchas personas a las que juzgamos como “Judas” y hablamos de gente que a nuestros ojos lleva una doble vida, por un parte son discípulos y se ponen exigentes, y por otro lado son ladrones.
Todos sabemos la historia de Judas, y nos preguntamos porqué dijo que hubiera querido vender ese perfume y dárselo a los pobres.
Nuestra Sociedad actual, en medio de la crisis en que vivimos saca a relucir las virtudes más heroicas de algunos y también los defectos mas graves de otros. El día de ayer, Domingo de Ramos, el Papa Francisco nos recordó en su homilía “Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de nuestra infidelidad. Cuánta falsedad, hipocresía y doblez. Cuántas buenas intenciones traicionadas. Cuántas promesas no mantenidas”. Pero también hay una frase que me llamó la atención y que quisiera resaltar para todos nosotros:
“Redescubramos que la vida no sirve, si no se sirve”
Hoy te invito a que mires con esperanza la bondad de tantas personas que están dando su vida literalmente, en silencio, haciendo un servicio a la humanidad. Damos gracias a Dios por los médicos, enfermeras, personas que cuidan a los más desvalidos. Ya no critiquemos más (como lo hizo Judas) lo que todos sabemos que no funciona, hagamos que las cosas verdaderamente funcionen y empecemos nosotros por el cambio, por ayudar, por ser útiles, por ver cómo podemos sacar de nuestro interior esas virtudes mejores para que nuestro mundo sea mejor.
Pensando en todo esto, te invito a repetir una Frase que solían darnos a repetir en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Repítela varias veces para internarte en el misterio de tu vida como lo quiere el Señor:
“QUÉ HICE POR CRISTO, QUÉ HAGO POR CRISTO, QUÉ HARÉ POR CRISTO”
Esté es un esfuerzo conjunto entre la Fundación Ramón Pané y Zenit