Martes XI Semana del Tiempo Ordinario Ciclo A
Reflexión de los Evangelios diarios
Invocamos al Espíritu Santo
“Te invoco de todo corazón, Espíritu Santo, Tú que recibes la misma adoración y gloria que el Padre y el Hijo, ven a mí y ayuda a mi mente para escuchar el mensaje de Dios y ponerlo en acción en mi vida. Amén”.
Evangelio según San Mateo 5, 43-48
“Han escuchado que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tus enemigos’ (Levítico 19:18). Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por quienes los persiguen, para que puedan convertirse en hijos de su Padre que está en los cielos. Porque Él hace brillar el sol sobre los malos y los buenos, y hace llover tanto sobre los justos e injustos. Porque si aman solo a los que los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¡También los cobradores de impuestos hacen lo mismo! Si solo saludan a sus hermanos, ¿qué están haciendo de más? ¡También los paganos hacen lo mismo! Por tanto, sean perfectos, así como su Padre en los cielos es perfecto”.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
“Si solo saludan a sus hermanos, ¿qué están haciendo de más? ¡También los paganos hacen lo mismo! Por tanto, sean perfectos, así como su Padre en los cielos es perfecto”.
¿Qué nos dice Dios a cada uno de nosotros por medio de este texto?
San Mateo está ordenando las enseñanzas de Jesús para que queden para nosotros como “Palabra de Dios” y estos textos son de una importancia muy singular, puesto que Jesús mismo es quien lo dice, y así lo afirma la Iglesia desde hace veinte siglos. Jesús es un judío practicante de la Ley de Moisés. Y cita al Antiguo Testamento con frecuencia. Pero Él va mucho más allá de lo que su gente esperaba. Es un maestro en todos los sentidos, pero se aventura a decir cosas nuevas, como esto de amar a los enemigos. Verdaderamente esto podría haber confundido a muchas personas.
El Señor no solo nos pide que seamos justos, sino que abramos el corazón a todas las personas, sin distinciones, aunque por distintos motivos algunas personas, o grupos humanos, aún no los entienda del todo.
En estos días hemos sido conmovidos por noticias muy desgarradoras en las que vemos que hay grupos humanos que no se toleran, incluso ejerciendo fuerza sobre los demás. El hecho mismo que las personas tengan diferente color de piel, diferentes formas de pensar o diferentes culturas, no los debería hacer mis enemigos. Pero aún cuando lo fueran, incluso así, el Señor nos invita a amar y cuidar de la dignidad de cada ser humano.
Si cada uno de nosotros pudiera hacer el gesto de saludar a las personas, de ser cortés con los demás. Jesús termina con estas palabras: Sean perfectos como su Padre en los cielos es perfecto. Y así, nos parece que las obligaciones religiosas se hacen más humanas. Y si nos damos cuenta, la propuesta del Señor es más fácil de lo que creemos. Hacer de este mundo y de nuestras sociedades más parecidas al plan que Dios tiene, tal vez pueda comenzar por el simple saludo, por estar atentos de los demás. Esperamos que este mundo que cada vez es más difícil de entender pueda volverse más amable, si tú y yo somos más amables, amigables, hermanos sinceramente.
Te invito a repetir durante el día, así va entrando a nuestro corazón una frase del Salmo 133:
¡Vean qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!
Esté es un esfuerzo conjunto entre la Fundación Ramón Pané y Zenit