Jueves de la II Semana de Pascua
Invocamos al Espíritu Santo
Espíritu Santo, hoy te invoco pues quiero pedirte que llenes de alegría y paz mi corazón y me des la sabiduría necesaria a mi mente para poder entender hoy lo que quieres comunicarme a través de la Palabra de Dios. Amén.
Evangelio según San Juan 3, 31-36.
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor.
¿Qué dice el texto?
El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna.
¿Qué nos dice Dios hoy en este texto?
Hoy sentimos que las cosas de este mundo han tomado una dirección totalmente diferente de cómo veníamos. Hasta hace un par de meses, llevábamos una vida muy distraída de muchas cosas. Nosotros veíamos las noticias y observábamos un mundo desde afuera, pues a la mayoría de nosotros no nos había afectado nuestra zona de confort. Vivíamos distraídos, dispersos, ensimismados. Pero luego de repente todo cambió, por diversos motivos entró en nuestras sociedades una enfermedad y la obligación de quedarse en casa para evitar los contagios, nos puso en una situación límite que nunca hubiéramos pensado.
En el Evangelio hoy Jesús nos pone un ejemplo muy claro:
“El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio”. Y es aquí donde nosotros debemos revisarnos, en el lenguaje que utilizamos. ¿Cómo te diriges en esta situación con las personas que te comunicas? Tus palabras y actitudes ¿son de ánimo y de esperanza? Jesús nos reprocha que “nadie recibe su testimonio”.
No importa si te quedaste un paso atrás, hoy puedes empezar a ser un testigo que, escuchando el mensaje, se convierte en alguien que lo transmite. El Papa Francisco, celebrando ayer el domingo de la Misericordia, nos recordaba en su homilía cómo quiere Dios que lo veamos: “Él quiere que lo veamos así, no como un patrón con quien tenemos que ajustar cuentas, sino como nuestro Papá, que nos levanta siempre”.
No hay nada que Jesús no pueda alcanzar con su misericordia, por lo tanto, te invito a reanimar la llama de la esperanza en que Jesús, que todo lo puede, no nos dejará igual que antes, sino que nos llevará a una humanidad mejor. También el Papa nos dijo ayer: “Aprovechemos esta prueba como una oportunidad para preparar el mañana de todos. Porque sin una visión de conjunto nadie tendrá futuro”.
Pídele con fe y con esperanza que te enseñe el camino para creer en Él y para tener una vida nueva.
Te propongo que repitas esta frase varias veces en el día, para internalizar en tu corazón lo que el Señor quiere actuar en nosotros:
JESÚS, FUENTE DE MISERICORDIA, ¡EN TI CONFÍO!
Esté es un esfuerzo conjunto entre la Fundación Ramón Pané y Zenit