Martes X Semana del Tiempo Ordinario Ciclo A
Reflexión de los Evangelios diarios
Invocamos al Espíritu Santo
“Ven Espíritu Santo, ven a mi vida y llena de alegría y paz mi corazón y dale sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios. Amén”
Evangelio según San Mateo 5, 13-16
“Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará?, ya no sirve para nada más, sino para ser arrojada fuera y ser pisada por personas que pasan.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad construida en una colina. Tampoco nadie enciende una lámpara para ponerla debajo de una canasta; sino por el contrario, se coloca en su lugar adecuado para iluminar a todos los que están en la casa. De modo que la luz de ustedes brille para que otros puedan ver las buenas obras que hacen y alaben a su Padre en los cielos”.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
“De modo que la luz de ustedes brille para que otros puedan ver las buenas obras que hacen y alaben a su Padre en los cielos”.
¿Qué nos dice Dios el día de hoy a nosotros a través de este texto?
Es interesante descubrir que San Mateo, después de este gran discurso sobre la felicidad, ponga estas frases dichas por Jesús. Es como cuando en una sinfonía después de la obra maestra vienen unos acordes bien fuertes, para remarcar lo más importante.
Jesús habla de la sal y de la luz, como conceptos muy importantes. La sal era usada principalmente para preservar las carnes y los pescados. Era tan importante que se usaba como moneda, pero Jesús advierte que la sal puede perder su sabor y entonces servirá como combustible para avivar el fuego. Lo mismo dice da la luz. Recordemos que las lámparas de aceite eran usadas en la época de Jesús y cuando entraba la noche, sólo con estas lámparas podría alumbrarse una habitación. Obviamente, ni modo de esconderla una vez que está encendida.
Con esos dos ejemplos Jesús compara a sus seguidores, para que la sal y la luz sean un motor que nos impulse y que nos vaya llevando hacia esa felicidad de la que hablamos anteriormente.
En estas dos sería oportuno preguntarme junto con toda la Iglesia que ora con este texto, ¿hasta que punto yo soy sal de este mundo y evito que se descomponga? Puesto que ese es el uso de la sal, evitar que las cosas se pudran… así hoy cada uno debe ser modelo de evitar corrupción de cualquier tipo. Ser sal es estar en un lugar para ser modelos de honradez y honestidad, evitando con la sola presencia que los demás cometan errores. Estoy seguro que en tu vida conociste a alguien que marcó estos valores. Ahora es el tiempo de serlo también para los demás.
Ser luz en las buenas obras para que los demás crean en el Señor. Es cierto que hemos sido testigos de cristianos que públicamente oscurecieron a muchos a su alrededor. Pero tal vez, la luz de Cristo que brilla en la mecha de nuestras vidas, pueda esparcir estas oscuridades. No nos escandalicemos de otros si nosotros no somos capaces de brillar para el mundo.
Te invito que con estos textos puedas repetir como una oración, esa canción de la Vigilia Pascual:
¡Ésta es la luz de Cristo, yo la haré brillar, brillará, brillará sin cesar!
Esté es un esfuerzo conjunto entre la Fundación Ramón Pané y Zenit