Primer Evangelizador del Continente Americano
La Fundación Ramón Pané toma su nombre de una de las más grandes figuras de la Evangelización de América. Ramón Pané fue un laico jerónimo, catalán, que llega al fuerte de «La Navidad» lo que hoy conocemos como Puerto Plata en República Dominicana, el 28 de noviembre de 1493, formando parte del contingente que realiza el segundo viaje con Colón.
Está presente cuando se celebra la Primera Misa en La Isabela, el día de la Festividad de Reyes, el 6 de Enero de 1494.
Ramón Pané, es un joven (no hemos encontrado registros de su fecha de nacimiento, pero en un dialogo consensuado estimamos que tenía «alrededor de 25 años») observador y curioso de lo que le toca vivir, llega a un territorio en el que los aborígenes aparecían a sus ojos como todos iguales, pero que eran grupos humanos en evolución dinámica, que en realidad hablaban lenguas diferentes, tenían diferentes culturas, creencias, hábitos propios. A esta situación más allá de la imaginación, debió adaptarse Ramón Pané.
Después, recibe de Cristóbal Colón el encargo de recoger las «antigüedades orales» de los indígenas.
Ramón Pané, es el primer europeo que va a ser testigo del ser y vivir de los habitantes de la isla y el primero en poner el resultado de sus observaciones por escrito, aquí mismo, en América. Narra lo que ha «podido aprender y saber», según él mismo expresa, en su «Relación acerca de las antigüedades de los indios» y se la entrega a Colón en 1500.
Su libro es breve pero irreemplazable.
Se lo reconoce como el PRIMER EVANGELIZADOR, misionero, etnólogo, antropólogo, maestro, alfabetizador, traductor y lingüista, ya que fue el primer actor y observador participante de un pueblo del Nuevo Continente.
Ramón Pané recoge, también para nosotros, datos sobre las creencias mitológicas y ceremonias religiosas de los Macorix, sus hábitos y el sentido de muchos términos de su lengua. Todas las descripciones de su obra están marcadas por su interés religioso: enfermedades, cuidados médicos, medicinas, comida, el mar, los muertos, mitos y creencias.
En cuanto a su actuación como EVANGELIZADOR es quien inaugura la «convivencia», aprende por lo menos dos lenguas, la del territorio Macorix y la Taína, y las aprende conviviendo con los aborígenes. Primero con los Macoriges durante unos dos meses, luego casi dos años con el Cacique menor Guaticaba y Cacique mayor Guarionex y durante tres años guarda relación con Mabiatué.
Esta es una de sus hazañas: integrarse a las comunidades aborígenes a través del conocimiento de su idioma, comunicarse, conocer su realidad, su mundo cultural y, al mismo tiempo, darse a conocer y evangelizar, por ende, fue el primer misionero en tierra americana.
Considera que todos los indios (indígenas) son seres humanos y no es posible advertir en su obra términos despectivos o discriminatorios en contra de ellos. Postula la aceptación voluntaria de la fe, tal vez en su condición de lego (laico) no era mucho su conocimiento, pero sí la vivencia de los principios evangélicos, de hecho, fue pacífico para evangelizar.
Por eso, en honor y recuerdo de Ramón Pané, Primer Evangelizador, se ha creado esta Fundación en el año 1994.
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