Jueves II Semana del Tiempo Ordinario
«Lo seguía una gran multitud»
📖 Primera Lectura: Hebreos 7, 25-28.8,1-6
Jesús puede salvar en forma definitiva a los que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para interceder por ellos.
El es el Sumo Sacerdote que necesitábamos: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo.
El no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
La Ley, en efecto, establece como sumos sacerdotes a hombres débiles; en cambio, la palabra del juramento -que es posterior a la Ley- establece a un Hijo que llegó a ser perfecto para siempre.
Este es el punto capital de lo que estamos diciendo: tenemos un Sumo Sacerdote tan grande que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo.
El es el ministro del Santuario y de la verdadera Morada, erigida no por un hombre, sino por el Señor.
Ahora bien, todo Sumo Sacerdote es constituido para presentar ofrendas y sacrificios; de ahí la necesidad de que tenga algo que ofrecer.
Si Jesús estuviera en la tierra, no podría ser sacerdote, porque ya hay aquí otros sacerdotes que presentan las ofrendas de acuerdo con la Ley.
Pero el culto que ellos celebran es una imagen y una sombra de las realidades celestiales, como Dios advirtió a Moisés cuando este iba a construir la Morada, diciéndole: Tienes que hacerlo todo conforme al modelo que te fue mostrado en la montaña.
Pero ahora, Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque es el mediador de una Alianza más excelente, fundada sobre promesas mejores.
📖 Salmo: 40(39), 7-8.9.10.17
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy». lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón».
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
Tú lo sabes, Señor.
todos los que te buscan,
y digan siempre los que desean tu victoria:
“¡Qué grande es el Señor!”.
📖 Evangelio según San Marcos 3,7-12
7 Luego Jesús con sus discípulos se fue al lago de Galilea, lo seguía una gran multitud que venía de Galilea, Judea, 8 Jerusalén, Idumea y del lado este del río Jordán, al igual que de la región de Tiro y Sidón, ya que todos acudían a Él después de escuchar las cosas grandiosas que hacía. 9 Jesús dijo a sus discípulos que le arreglaran una barca para que la multitud no lo aplastara, 10 porque curaba a muchos, de manera que todos los que tenían una enfermedad se agrupaban a su alrededor para tocarlo. 11 Y los espíritus malignos cuando lo veían se postraban delante de Él y gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” 12 Pero Él les prohibía terminantemente que revelaran quién era.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
😇Palabra del Señor