Cuando nosotros comenzamos el tiempo de la cuaresma, el día de miércoles de ceniza, se nos impuso las cenizas y se nos decía una frase: “acuérdate hombre que eres polvo y en polvo te convertirás”. Nos recordaba la fragilidad humana.
Pero, ¡qué fácil olvidamos que somos frágiles, somos débiles! Ahora el coronavirus en el mundo nos ha vuelto a recordar que somos frágiles, que somos débiles, que el ser humano por más que busque potencias, su potencia está en los recursos, en los valores.
“Escoge la bendición” nos dice el Señor. Tú eres libre para tú escoger la fuerza de Dios. El único fuerte es Dios, es frágil el ser humano, pero Dios no es frágil.
Por eso, entre la fragilidad humana que nos recuerda la cuaresma y la fragilidad humana que nos ha recordado el coronavirus, pensemos que necesitamos fortalecernos y en esa búsqueda de fortalezas sin lugar a dudas entra Dios, que es el único fuerte.
Hasta mañana si Dios usted y yo lo queremos.
Fuente: Mons. Ramón de la Rosa