«Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias a Dios, los repartió»
Hno Ricardo Grzona, frp
Cristian Buiani, frp
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PRIMERA LECTURA: 2 Reyes 4, 42-44
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 145(144), 10-11.15-16.17-18
SEGUNDA LECTURA: Efesios 4, 1-6
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BÍBLICO: Juan 6, 1-15
1 Después de esto, Jesús cruzó el lago de Galilea, que también se llama Tiberíades, 2 y una gran multitud lo seguía porque habían visto los milagros que Jesús había hecho, sanando a los enfermos. 3 Jesús subió a una colina y se sentó allí con sus discípulos. 4 La Pascua, la fiesta principal de los judíos, estaba cerca.
5 Jesús alzando los ojos, vio que una gran multitud se acercaba a Él. Entonces le dijo a Felipe: “¿Dónde vamos a comprar comida para todas estas personas?” 6 Pero Jesús sabía muy bien lo que iba a hacer, pero dijo esto para poner a prueba a Felipe.
7 Felipe le respondió así: “Ni si quiera con el salario de seis meses y medio bastaría para que cada persona reciba un poco de pan”.
8 Entonces uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo: 9 “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos peces pequeños. Pero, ¿qué será esto para tanta gente?
10 Jesús dijo: “Hagan que todos se sienten en el suelo”, ya que había mucha hierba en ese lugar; entonces todos se sentaron, eran como cinco mil hombres. 11 Seguidamente, Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias a Dios, los repartió entre los que estaban recostados; de la misma manera repartió los peces, y todos comieron a gusto. 12 Cuando estuvieron satisfechos, les dijo a los discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes para que no se pierda nada”.
13 Recogieron los pedazos y llenaron doce canastas con lo que quedaba de los cinco panes de cebada. 14 Las personas, cuando vieron la señal que Jesús había hecho, dijeron: “Verdaderamente, ¡Él es el Profeta que debía venir al mundo!”
15 Jesús, entonces, se dio cuenta que querían tomarlo por la fuerza para hacerlo rey, así que regresó Él solo a la montaña.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
Este Domingo XVII del tiempo ordinario, la liturgia nos conduce por el Evangelio de San Juan. Recordemos que este evangelista tenía como principales destinatarios de sus escritos a las comunidades cristianas del Asia Menor. El capítulo 6, es conocido como el relato eucarístico, ya que en su totalidad ronda entorno a la imagen de Jesús como el “Pan de vida bajado del Cielo”. Los primeros versículos de este capítulo son conocidos como el relato de la multiplicación de los panes. Este tiene ciertos paralelismos con los relatos de los evangelios sinópticos. En Mateo, y Marcos se relata este hecho en dos oportunidades, en el caso de Juan solo conocemos este pasaje.
El contexto geográfico es el Mar de Galilea, sus orillas y las montañas circundantes. Una enorme multitud sigue a Jesús, atraídos por su personalidad, por su humilde autoridad que funcionaba como un imán que atraía preferencialmente a los pobres, y rechazaba a los más ricos y poderosos. Es este pasaje el que relata la mayor cantidad de seguidores de Jesús, 5 mil personas rodeándolo en las cercanías del Mar.
La multiplicación de los panes ocurre en la Montaña. Esta tiene una significación especial en al Antiguo Testamento como lugar de encuentro y cercanía con Dios, lugar de Teofanía.
Jesús sabe leer la realidad que lo rodea, no es indiferente a ella. Sino que lo lleva a buscar una solución, alguna acción concreta para solucionar el problema, en este caso el hambre de la multitud. Es Jesús quien toma la iniciativa de dar de comer a la gente para que no sucumban en el camino. Dice la palabra que Jesús sabe lo que va a hacer, pero primero pregunta a uno de sus discípulos como hacer para darles de comer. Lo hace para ponerlos a prueba, y conocer la forma en que actuarían y reaccionarían. No olvidemos que, según el evangelista, se trata de 5 mil personas, por lo tanto como mínimo se necesitaría 200 denarios para alimentarlos. El denario es una moneda romana, y una de estas equivalía al pago de una jornada de trabajo, esto nos da la magnitud del inmenso esfuerzo económico, y físico que era necesario para alimentar a tanta multitud.
La respuesta de Andrés, el hermano de Pedro, es más acertada que la de Felipe que responde en un tono pesimista. Andrés aún sin encontrar la solución al problema, presenta lo poco y diminuto ante la inmensidad, 5 panes y dos pescados. Sabe que eso no es más que una gota en medio del desierto, pero se lo presenta de igual modo a Jesús, lo pone a su consideración.
Para los Padres de la Iglesia, y para los teólogos de la antigüedad este relato es de gran importancia por lo que se han realizado grandes trabajos de exégesis sobre el mismo. Es de allí que la tradición de la Iglesia, hace una lectura de este relato como una prefiguración a la Eucarística, y tambien de la predicación evangélica.
En primer lugar repasemos la significación eucarística del relato. Jesús es el centro y el autor del milagro y la multitud, es ahora una “comunidad”, convocada por la sola presencia del Señor. Jesús hace sentar a la comunidad, como una manera de introducirlos a lo que va a ocurrir, una forma particular de detener lo ordinario y rutinario, para poner los sentidos humanos atentos a la obra de Dios. Jesús toma el pan, lo bendice, lo parte y distribuye. De esta forma se multiplica, se pasa de lo limitado a lo que ya no tiene límites, el Señor responde con abundancia. De ahí que las sobras de pan y pescado son mayores a lo que había en un principio. En estas acciones esta condensada la liturgia eucarística, en el rito de la consagración. En esta acción Jesús anticipa el maná vivo que dará a su pueblo, el mismo será el pan que se entregará, y partirá a través de su Pasión y muerte, para qué quien comiendo de él, tenga vida eterna. De allí que el relato aporta que se estaba cerca la fecha Fiesta de la Pascua Judía.
Repasemos también la significación sobre la predicación evangélica que presenta el relato. El Pan también es símbolo de la Palabra de Dios aprovechada, que alimenta y sacia, produciendo utilidad espiritual. Jesús alimenta con este pan dando acceso a un sentido más profundo. El crecimiento, y la multiplicación del pan de la Palabra aparece como un acontecimiento que se renueva con la predicación, un alimentar espiritualmente a la comunidad. El Pan de la Palabra se multiplica predicando, llevando la Palabra a otros, evangelizando.
Jesús permanece vivo y presente en la eucaristía, y de la misma manera en la Palabra, porque Él mismo es la Palabra, el verbo eterno. Ambos panes dan fuerza en el camino, son testimonios de la presencia de Dios en medio de su Pueblo, que lo acompaña en su peregrinar en la tierra, para fortalecerlos en la misión de llegar al Cielo. Estas dos interpretaciones y significaciones están presentes en las dos partes fundamentales en la que se divide toda la liturgia Eucarística: la Palabra que sacia y alimenta, y pan que transformado en el cuerpo de Jesús, que es la Palabra viva hecha carne para alimentarnos y salvarnos.
Reconstruimos el texto:
- ¿Cuál es el Mar que dice la Palabra que cruzó Jesús?
- ¿Cuál es el motivo principal que hace a la multitud seguir a Jesús?
- ¿Quiénes acompañan, y suben a la montaña junto a Jesús?
- ¿Qué le pregunta Jesús a Felipe?
- ¿Por qué le pregunta esto? ¿Qué le responde?
- ¿Cuántos son los panes, y pescados que nombra Andrés?
- ¿Qué cantidad de personas había?
- ¿Cuáles son las acciones con las cuáles Jesús multiplica el pan, y los pescados?
- ¿Al recoger los restos, cuántas canastas lograron llenar?
- ¿Qué decía la gente sobre Jesús luego de este signo?
- ¿Por qué Jesús se retira del lugar?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
- ¿Soy yo acaso, como estos seguidores de Jesús, que a pesar de las dificultades (en este caso el hambre) no lo abandonan?
- ¿Soy como Jesús, que poniendo su mirada en la comunidad, toca la realidad que los embarga, oprime y preocupa? ¿Busco soluciones ante estas realidades, o me dejo llevar por una fría indiferencia?
- ¿Hay en mí actitudes pesimistas similares a la de Felipe, que no logra ver más allá de lo circunstancial, aún estando en presencia del Señor?
- ¿Y si en lugar de pesimismo pongo en las manos de Jesús lo poco, débil y limitado de mi ser y actuar, para que Él lo multiplique? ¿O me encierro en un egoísmo autorreferencial, creyendo que puedo cambiar, y mejorar solo por mi mismo? ¿En que virtudes siento que estoy necesitando crecer, y mejorar?
- ¿Qué significa para mí tener el don precioso de recibir el pan eucarístico? ¿Comprendo realmente que Jesús se encuentra vivo y presente allí? ¿Preparo mi alma, que es templo del Espíritu Santo, para darle a Jesús un lugar acogedor y cálido?
- ¿La tarea de multiplicar queda solo restringida a un hecho bíblico, o yo tambien me siento llamado a multiplicar el pan de la Palabra, las virtudes, y los gestos evangélicos? ¿A que me siento llamado hoy a multiplicar para bien del Reino?
- ¿Al recibirlo, expreso mi acto de Fe, como lo hizo la multitud, que ante la magnanimidad de su presencia solo atinan a decir “este es el Profeta que ha de venir al mundo”?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Que seamos, Señor, manos unidas en oración y en el don. Unidas a tus Manos en las del Padre, unidas a las alas fecundas del Espíritu, unidas a las manos de los pobres. Manos del Evangelio, sembradoras de Vida, lámparas de Esperanza, vuelos de Paz. Unidas a tus Manos solidarias, partiendo el Pan de todos. Unidas a tus Manos traspasadas en las cruces del mundo. Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua. Manos abiertas, sin fronteras, hasta donde haya manos. Capaces de estrechar el Mundo entero, siendo fieles al Reino. Tensas en la pasión por la Justicia, tiernas en el Amor. Manos que dan lo que reciben, en la gratuidad multiplicada, siempre más manos, siempre más unidas.
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.
Añadimos nuestras intenciones de oración y decimos:
Amén.
4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
«Jesús tomó los panes, dio gracias y los repartió»
(Versículo 11)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.
5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor me invita a multiplicar gestos y actitudes esperanzadas, y evangélicas. Es por ello me comprometeré a leer la realidad que me rodea, y a partir de allí elegir hacía donde ir, y llevar el “pan material” para cubrir alguna necesidad (alimentos, medicinas, etc.), y llevando el “pan espiritual” de la Palabra, para anunciarles el consuelo, y la alegría de esperar en el Señor.
En el grupo, nos comprometemos a ser una comunidad Eucarística, poniendo al Señor en el centro de nuestras vidas, e historias. Buscamos a través de nuestras actividades y apostolados, lograr que la comunidad conozca a Jesús, y lo descubra cotidianamente en la eucaristía. Pensamos en personas concretas que por motivos de salud, u otros no puedan acercarse a comulgar, para informarles a nuestros sacerdotes, o ministros de la eucaristía para que puedan ir a su encuentro.