Lunes XII Semana del Tiempo Ordinario Ciclo A
Reflexión de los Evangelios diarios
Invocamos al Espíritu Santo
“Espíritu Santo llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios”. Amén
Evangelio según San Mateo 7, 1-5
“No juzguen a los demás para que no sean juzgados por Dios. Porque Dios los juzgará como ustedes juzgan a los demás y con la medida con que midan, Dios los medirá. ¿Por qué ves la astilla en el ojo de tu hermano y no notas la viga de madera en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘¿Déjame quitarte esa astilla de tu ojo’, cuando tienes una viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita la viga que está en tu ojo y luego podrás ver bien para quitar la astilla que está en el ojo de su hermano”.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
“Porque Dios los juzgará como ustedes juzgan a los demás y con la medida con que midan, Dios los medirá”.
¿Qué nos dice Dios hoy a través de este texto?
Nos gusta mucho compararnos con los demás. Y nuestra comparación normalmente está ligada al juicio que nosotros tenemos de la vida moral y de lo que generalmente hemos aprendido de nuestros mayores y de nuestra cultura. Nos asusta muchas veces que la gente piense diferente, y en muchas ocasiones creemos que los pensamientos que tenemos sobre la “rectitud moral” son los mejores. Y con esa vara medimos a los demás.
Sin embargo, vemos que Jesús, que conoce nuestros corazones nos sorprende con este tema de “no juzgar a los demás”, pues con esa misma medida seremos juzgados nosotros mismos.
Es que nos arrebata que ciertas personas vivan tan “licenciosamente”, y podemos hablar con los demás de estas formas de vivir tan incorrectas. Sin darnos cuenta que en muchas ocasiones el dedo que ocupamos para juzgar a otros tiene hacia atrás muchos otros dedos que nos juzgan a nosotros mismos.
Vuelve hoy esta palabra hipócrita, que hemos encontrado en días pasados. Y quisiéramos que Jesús no la utilice en contra nuestra. Pero es indefectible, si nosotros juzgamos a los demás. De cuántas cosas nosotros nos hacemos la “vista gorda” y no nos damos cuenta que estamos peor. Hace pocos años se imprimió un libro que se tradujo a nuestro idioma llamado: “la psicología del autoengaño”. Cuando lo leí, me di cuenta que Jesús hace dos mil años ya habló de este tema. Es un pedido a no autoengañarse, ni creerse mejor que los demás.
Tenemos una misión muy especial y es encontrar un hilo conductor entre la fe que predicamos y la vida que vivimos. Pues Jesús no nos hará preguntas en el día del Juicio Final sobre nuestra predicación, sino sobre nuestra fe vivida cotidianamente.
¿A quién asististe en estos días difíciles? ¿Quién recibió tu llamada cuando se sentía solo? ¿Cómo apoyaste a los demás dándoles esperanza aún cuando todo parecía triste? En verdad estas serán las preguntas que nos harán. Te invito a que te prepares para ser siempre un ejemplo de vida, venciendo todos los momentos de ira, temor, inseguridad que te hacen daño a ti y obvio, a los que te rodean.
Te invito a repetir varias veces en el día, tal vez acompañando de una honda respiración que te ayude a incorporar el cuerpo, la mente y el corazón:
¡Señor, dame un corazón semejante al tuyo!
Esté es un esfuerzo conjunto entre la Fundación Ramón Pané y Zenit