Lunes IV Semana de Pascua
«Yo soy la puerta»
📘 Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 11, 1-18
En aquellos días:
Los Apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los paganos habían recibido la Palabra de Dios.
Y cuando Pedro regresó a Jerusalén, los creyentes de origen judío lo interpelaron,
diciéndole: «¿Cómo entraste en la casa de gente no judía y comiste con ellos?».
Pedro comenzó a contarles detalladamente lo que había sucedido:
«Yo estaba orando en la ciudad de Jope, cuando caí en éxtasis y tuve una visión. Vi que bajaba del cielo algo parecido a un gran mantel, sostenido de sus cuatro puntas, que vino hasta mí.
Lo miré atentamente y vi que había en él cuadrúpedos, animales salvajes, reptiles y aves.
Y oí una voz que me dijo: ‘Vamos, Pedro, mata y come’.
‘De ninguna manera, Señor, respondí, yo nunca he comido nada manchado ni impuro’.
Por segunda voz, oí la voz del cielo que me dijo: «No consideres manchado lo que Dios purificó».
Esto se repitió tres veces, y luego, todo fue llevado otra vez al cielo.
En ese momento, se presentaron en la casa donde estábamos tres hombres que habían sido enviados desde Cesarea para buscarme.
El Espíritu Santo me ordenó que fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron también los seis hermanos aquí presentes y llegamos a la casa de aquel hombre.
Este nos contó en qué forma se le había aparecido un ángel, diciéndole: ‘Envía a alguien a Jope, a buscar a Simón, llamado Pedro.
El te anunciará un mensaje de salvación para ti y para toda tu familia’.
Apenas comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como lo hizo al principio sobre nosotros.
Me acordé entonces de la palabra del Señor: ‘Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo’.
Por lo tanto, si Dios les dio a ellos la misma gracia que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios?».
Después de escuchar estas palabras se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: «También a los paganos Dios les ha concedido el don de la conversión que conduce a la Vida».
📗 Salmo 42(41), 2-3.43(42), 3.4
Como la cierva sedienta
busca las corrientes de agua,
así mi alma suspira
por ti, mi Dios.
Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios viviente:
¿Cuándo iré a contemplar
el rostro de Dios?
Envíame tu luz y tu verdad:
que ellas me encaminen
y me guíen a tu santa Montaña,
hasta el lugar donde habitas.
Y llegaré al altar de Dios,
el Dios que es la alegría de mi vida;
y te daré gracias con la cítara,
Señor, Dios mío.
📖 Evangelio según San Juan 10, 1-10
1 Jesús dijo: “Ciertamente les digo que quien no entra en el corral de las ovejas por la puerta, es un ladrón y un bandido. 2 Pero el pastor de las ovejas entra por la puerta. 3 El portero le abre la puerta y las ovejas reconocen su voz cuando las llama por su nombre, y las saca fuera del corral. 4 Cuando están todas afuera, él va delante de ellas y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. 5 Pero de ninguna manera ellas seguirán a un extraño; por el contrario, huirán de él porque no conocen la voz de los extraños”.
6 Jesús hizo esta comparación, pero nadie entendió lo que quería decir.
7 Entonces Jesús volvió a decirles: “Ciertamente les digo que Yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que vinieron antes de mí, son ladrones y bandidos, pero las ovejas no prestaron atención a sus voces. 9 Yo soy la puerta. El que entre por mí será salvo, y podrá entrar y salir, y siempre encontrará alimento. 10 El ladrón solo viene a robar, matar y destruir; pero Yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia”.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
😇Palabra del Señor