Lunes XVIII Semana del Tiempo Ordinario
«No tienen que irse. Denles ustedes de comer»
📘 Primera Lectura: Números 11, 4b-15
¡Cómo recordamos los pescados que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos!
¡Ahora nuestras gargantas están resecas! ¡Estamos privados de todo, y nuestros ojos no ven nada más que el maná!».
El maná se parecía a la semilla de cilantro y su color era semejante al del bedelio.
El pueblo tenía que ir a buscarlo; una vez recogido, lo trituraban con piedras de moler o lo machacaban en un mortero, lo cocían en una olla, y lo preparaban en forma de galletas. Su sabor era como el de un pastel apetitoso.
De noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.
Moisés oyó llorar al pueblo, que se había agrupado por familias, cada uno a la entrada de su carpa. El Señor se llenó de una gran indignación, pero Moisés, vivamente contrariado,
le dijo: «¿Por qué tratas tan duramente a tu servidor? ¿Por qué no has tenido compasión de mí, y me has cargado con el peso de todo este pueblo?
¿Acaso he sido yo el que concibió a todo este pueblo, o el que lo dio a luz, para que me digas: «Llévalo en tu regazo, como la nodriza lleva a un niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres?»
¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a todos los que están llorando a mi lado y me dicen: «Danos carne para comer? »
Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para tanto.
Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males».
📗 Salmo 81(80), 12-13.14-15.16-17
Israel no me quiso obedecer:
por eso los entregué a su obstinación
para que se dejaran llevar por sus caprichos. ¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores. Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese seria su destino para siempre;
Yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre.
📖 Evangelio según Mateo 14, 13-21
13 Cuando Jesús escuchó lo sucedido, se fue de allí en una barca a un lugar desierto y apartado, pero las multitudes descubrieron donde estaba y venían de sus aldeas y lo seguían a pie por tierra. 14 Cuando Jesús salió de la barca, vio la gran muchedumbre y sintió compasión por ellos, por eso sanó a los enfermos que estaban allí.
15 Por la tarde, los discípulos vinieron a Jesús y le dijeron:
“Es tarde, y este lugar es desierto. Despide a la multitud para que puedan ir a las aldeas y comprar algo de comer”.
16 Pero Jesús les dijo: “No tienen que irse. Denles ustedes de comer”.
17 Pero ellos le dijeron: “Solo tenemos aquí cinco panes y dos pescados”.
18 Él les dijo: “tráiganmelos aquí”.
19 Luego envió a la gente a sentarse en la hierba. Entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, mirando al cielo los bendijo, y rompiendo los panes, se los dio a los discípulos para que los repartieran a la gente. 20 Todos comieron y quedaron satisfechos, y luego se recogieron doce canastas llenas de los pedazos sobrantes. 21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
😇Palabra del Señor