Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
Reflexión de los Evangelios diarios
Invocamos al Espíritu Santo
“Espíritu Santo llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios. Amén”
Evangelio según San Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo Jesús respondió diciendo: “Oh, Padre, Señor del cielo y de la tierra, te agradezco porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a las personas sin educación. Sí, Padre, porque así tú lo has querido”.
“Mi Padre me ha dado todas las cosas. Nadie conoce quién es el Hijo, excepto el Padre, y nadie conoce quién es el Padre, excepto el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
“Vengan a mí, todos ustedes que están cansados de llevar sus pesadas cargas, y les haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí porque soy amable y de corazón humilde, y encontrarán descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera”.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
“Vengan a mí, todos ustedes que están cansados de llevar sus pesadas cargas, y les haré descansar”.
¿Qué nos dice Dios en el texto?
La humanidad siempre ha deseado conocer los secretos más desconocidos. De hecho, es curioso ver en la publicidad la cantidad de “adivinos” que ofrecen sus servicios. Conocer las cosas que están más allá de lo normal de nuestra razón es parte del sentido de la vida. Nuestra curiosidad y nuestra tendencia de saber más, e investigar más.
El Evangelio de hoy nos da una gran dosis de esperanza cuando escuchamos de parte de Jesús que Él viene a revelarnos lo más profundo y escondido a las personas muy cultas pero que lo manifiesta a los más sencillos, tal vez a los que tienen menos formación religiosa. Y lo importante aquí no es conocer los secretos que están en el cielo, lo verdaderamente importante es encontrarse con Jesús, el único enviado de Dios, el Señor y Redentor de la humanidad. Ése es el gran secreto de Dios para nosotros, revelado en su Hijo Jesús y manifestado para los seres humanos. Ésta es nuestra fe, es la fe de la Iglesia que nos gloriamos en profesar, que Jesús es quien nos lleva al Padre.
En estos tiempos que nos toca vivir, con las situaciones mundiales tan delicadas y a flor de piel estas angustias que a veces nos atormentan, ¿qué nos dice Dios en su Palabra? ¿Puede esta Palabra de Dios cambiar mi realidad? Son preguntas que brotan del fondo de los corazones humanos. Y aunque parezcan insolentes, muchas veces están en lo profundo del ser y no nos animamos a formularlas.
Jesús nos invita justo ahora, cuando estamos cansados, cuando hemos investigado todos los medios de comunicación en búsqueda de una noticia que nos alivie, y nos dice claramente que Él está dispuesto a recibirnos para que podamos descansar. Siendo totalmente Dios, Jesús también es totalmente humano, entiende de nuestro cansancio.
No temamos en ir a Jesús y presentarle nuestro cansancio, nuestra angustia, nuestra mirada de desolación que nos agobia. Él nos recibe con los brazos abiertos.
Te invito a que recites conmigo una estrofa del Salmo 23:
“¡El Señor me reconforta, me conduce por caminos rectos!”
Esté es un esfuerzo conjunto entre la Fundación Ramón Pané y Zenit